Imposible poder olvidar
del amor los primeros encuentros
y no puedo evitar evocar
el placer de esos gratos momentos.
Si bien tuvo que ver la pasión
nunca atrás se quedó el sentimiento,
y fue así que compró el corazón
que la lleva siempre en su recuerdo.
Dulce y joven mujer perfumada
esparciendo fragancia a los vientos,
con su aroma de rosa temprana
y su sangre encendida por dentro.
Resplandor que asoma con la aurora
brillante como estrella soñada,
dulce anhelo de todas mis horas
… infinitas cuando ya no estabas.
Vuelve ahora de la lejanía
para envolverme en tu seducción
y contagiar mi alma de alegría
con el fuego de aquella pasión.
Dulce amor, intenso y delicioso
cuyos besos quedaron sellados,
invítame a ese tiempo precioso
que hoy es sueño de antiguo pasado.
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Jorge Horacio Richino
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