El desvarío
no es un tiempo adverso
si la mar reposa
en su propio desgarro
si azuzo mi sombra
contra la fotográfica tiniebla
de los recuerdos
que irradian
el apogeo celeste del deseo
amarte sin sutilezas
dejar de aparecerme
en tu mirada invisible
cuando la luz titánica
se ponga en pie
ante el secreto hogar
de nuestros ojos