El último día ha llegado.
Mar y arena se mezclan
en la playa que culmina el día.
Paisaje final que recoge el último instante,
la última puesta de sol antes del fin del mundo.
Belleza tétrica de lo que no será más,
instante supremo, infinitamente bello,
desde ahora único, eterno,
imborrable para la especie humana.
Último cuadro, última imagen, último instante…
Último beso entre el mar y su playa,
símbolo póstumo del amor que nos dio la vida.
Belleza infinita que ya no lo será más.
Imagen perfecta, momento total, definitivo.
que el hombre solo podrá observar a distancia
desde los espacios infinitos,
obligado a emigrar ante el final inevitable.
Emigrar con dolor, con juicio,
con el alma quebrantada,
ante el peligro inminente del desastre imperfecto
que amenaza la especie humana,
en su último milenio.
Y el momento ha llegado,
millones de seres podrán ver desde el espacio,
con el corazón partido en millones de pedazos,
el instante postrero de la madre Tierra.
A partir de este instante,
una nueva era comenzará para siempre,
por los siglos de los siglos,
amén.
Frank Calle (17/mayo/2019)