Se estremecen las llamas
con el paso del viento,
y también por la brisa
con que aviva los fuegos,
es igual que los niños
a quien rozan su cuerpo
las caricias maternas
que desgranan los dedos,
un rumor invisible
dejan duendes traviesos,
por la piel inocente
que recubre los cuerpos,
y si, acaso, le apuras
te dirán algo cierto
las pupilas divinas
de los ojos sin miedo...
Y es que el hombre madura
con el paso del tiempo
y se muestra valiente
aunque bogue sin remos,
porque, a veces, navega
sin timón, como un ciego,
por la vida infinita
y se olvida del puerto,
y es allí, donde tiene,
su lugar y su puesto,
la razón de sus días
y el presente sincero,
pero ignora la brisa
que le lleva muy lejos
y se duerme en cubierta
aunque sueñe despierto...
\"...Se estremecen las llamas
en tus ojos tan bellos,
y también tu sonrisa
al sentir a mis besos...\"
Rafael Sánchez Ortega ©
25/04/19