«En el curso de más de medio siglo, he desarrollado, públicamente, mi vocación literaria sintiéndome proscrito: pareciera que discierno mediante ficciones de otro mundo, mientras el verdadero, donde respiro, que creí inteligible, permanece todavía oculto o ya desapareció sin que yo u otros [entre quienes experimentamos instantes de existencia] lo notemos»
(Alberto JIMÉNEZ URE)