El palmetear de una sombrilla
a la vida mal amarrada,
viento y arena.
Dormir a la intemperie,
sin tiempo y
tu mano aguantada,
viento y arena.
Rítmico,
el mar sosiega las heridas y,
en el día a día,
sensación de viento y arena.
El sol apuntalaba las piedras
y las gotas, en milésimas,
a mis piernas acariciaban,
son acierto y serenan.
Las gaviotas atardecían
sobre los peces muertos
de un pesquero vuelto a tierra y
aquí, en la tarde,
el tiempo ameno,
me llena, me resuena...