¿Y cómo?
Cómo no hablar de lucha, si aún te levantas con el mismo sol con el que yo duermo.
Luchas desinteresadamente por defender la vida que me diste y que estas dispuesta a dar.
Porque das vida, das vida cuando me abrazas, cuando me miras y cuando me escuchas,
porque hay vida en tu sabiduría, hay vida en tus palabras, porque no es fácil dar vida, porque vida das.
Y cuando creo que todo está cumplido, luz sigues irradiando, esa luz que me has entregado,
que me ha guiado, que junto a tus principios, corriendo llevo de la mano.
Esa que estuvo brillando desde la primera vez que te sonreí,
donde dejabas el amor preso escapar, sin el mínimo esfuerzo de retenerlo.
Fue allí donde te convertiste en el milagro inexplicable, el milagro de ser mamá.
El mismo que me toma muchas palabras poder describir y que funde en un solo latir,
en un solo suspiro, en una sola lagrima ...
mi alma con la tuya.
En la distancia me doy cuenta de lo difícil de las guerras en mi nombre,
de cambiar tus sueños por cumplir los mios, de cambiar llorar por llorar en silencio,
de cambiar libertad por enseñarme a ser un hombre libre. Hoy puedo entender los sacrificios,
la dedicación, tu tiempo, tu trabajo, tu alegra, tus ilusiones...
Todo. Todo lo que me haz entregado. Hoy escribo esto, para decirte... \"gracias Mamá\"
Si me preguntan, si ¿aún dependo de ti?, contestaré: ¡siempre!,
porque la felicidad en ti se convierte en verbo y allí es donde me quiero refugiar, me quiero esconder, me quiero estrellar.
Soy orgulloso de decirte madre, y eres la única que se ha encargado de demostrarme que soy digno de merecerte,
de amarte y contemplarte.