EL ESTÍO SE VESTÍA DE COLORES
Aquella tarde de otoño
Cuando el sol declinaba,
Y el estío se vestía de colores iridiscentes,
emergiste,
Al contemplarte, de tu belleza cautivo,
turulato, hechizado, quedé.
Ternura derrochabas de cada poro de tu cuerpo.
Emergiste ante mis incrédulos ojos,
cual querubín cantando su candor.
Enredados en tu voz,
los pliegues de esos tímpanos míos,
Embebidos de trinos celestiales,
Quedaron.
Cual fresca rosa encarnada
Esparciendo la fragancia de sus pétalos,
tu recatada presencia,
los sentires de la vida, mí ser dulcificó.
Espuma de ola de mar me sentía,
deslizándome
sobre el oleaje de la marejada del océano,
de esas devociones tuyas.
Ayer tarde,
al mirar tu exquisita galantería.
Cual caballero andante,
Hincado a tus pies, prendado de pasión quedé.
bambam