Oigo sinfonías iluminadas de paz,
que cantan hermosas y serenas,
oigo sus cuerdas amorosas
que le dan un beso a la rosa,
al niño que llora le consuelan,
al refugiado lo cobijan,
y al débil no le quitan lo único que le sustenta.
Oigo tiernas sinfonías,
con luz de ternura,
levantando su banderas blancas de albura
que solo paz en la tierra procuran.
El piano esperanzado les acompaña en su empresa dura.
Oigo sinfonías de paz,
en los hombres de buena voluntad
en los que creen en mundo mas fraterno y humano;
en los que no han perdido la fe en la raza humana.
Rodear de estas sinfonías de paz
quisiera a todo el universo,
que la tierra sea un lugar de versos de amor,
que el sol brille para todos,
que la compasión no mire con cara velada.
Esta sinfonía pide en sus notas muscales musicales:
Que el hombre se reconcilie con los peces, con las plantas y aves,
consigo mismo y con sus semejantes.
Que todos los hombres se tomen de la mano
y bailen al ritmo de esta sinfonía
escrita con el corazón,
¡Escúchala, por favor hermano!
Que no se muera la voz de estos conciertos de violines, arpas y pianos,
que su voz blanca llegue
al rincón mas lejano.
Autora: Edith Elvira Colqui Rojas-Perú-Derechos reservados©