Margarita García Alonso

Badtrip

Quise ahorcar el sueño

de un muerto,

ser el muerto

que traduce

taquicardias

 

convencerme de que fue breve

la descomposición de la pupila

 

posada en el hueco de la puerta

mi bulbo, mi tubérculo

mi frondosa exageración

desató nudillos

cuando corté la rama A

 

los pájaros del Monte Eerie

no están al alcance

de la belleza.

 

Estoy en el lado B

bautizando calles

pobladas de perros

 

a la sombra del árbol C

 

tallado a la altura de

alineamientos eléctricos

veo a los amantes,

 

entran al mar,

con sus ojos fundan

una casa de arena

entre las rocas y

la batiente ola

 

pájaros,

siempre los pájaros

huyen de la ciudad

al Monte Eerie

sobrevuelan raíces,

si en el taller modelo

 

ríos del paraíso

en mi cuerpo

 

el mal en la manzana

envuelta en el fino papel

desgarrado del exilio.

 

Huele a bosque en verano,

a fuego, lejos la costa,

 

en éxtasis

 

sobre una alfombra

destrozo las manos

 

cuando el verdugo

con una rosa en el sexo

desea ser perro o navaja.

 

del cuaderno

Zupia

Editions Hoy no he visto el paraíso, 2016