Nací en un mundo poblado de ganado,
exuberante agricultura,
ríos caudalosos,
sin desechos ni peces moribundos.
La tierra era más limpia
y los mares menos tóxicos.
Hoy, el mundo es otra cosa,
salvo en la guerra, matarife siempre,
porque el hombre es un cometa
con manchas oscuras en su núcleo
y venéreas letales en su coma.
¿Qué contradicción, qué desespero
habitan mis insomnios?
Al ignorar me muero por saberlo,
apegándome a la luz como una lapa,
hasta encontrar el primordial sustento.
¿Cuánta ignorancia domina mi cerebro?...
Es tanta, que sólo me la explico
leyendo y pergeñando versos
en mis horas de ocio (que son muchas),
después de haber cumplido mi condena.