Yo era un pájaro triste,
casi sin alas...
apenas daba saltos,
y revoloteaba melancólicamente
entre la hojarasca de oro y miel,
mi imaginación volaba...
y pintaba cielos de azul,
mientras mi corazón
se desgarraba...
malherido entre algodones,
sostenidos
muy dulcemente...
por cometas
y nubes
de albura inmaculada,
hoy todo aquello
quedó atrás...
mas ente nubarrones
y tormentas,
espoleado por el viento
y el granizo...
aún siento
la voz de mi Creador,
cuando en las noches
de frío otoño...
la tibia lluvia roza
cada poro...
de mi vetusta piel,
la vida es apenas
un sueño generoso...
un triste acorde
de laúd sostenido
quedamente,
en el filo
insoslayable
del vacío.