Santiago Miranda

Schop enhauer

 

Desligarse del deseo que es
En uno la voluntad-ajena
Con su maquinaria salvaje: unidad
Humana en tanto Inherente al individuo

Voluntad explotando la materia que tuvo
Voluntad demostrada: acto y daño en la razón
Instrumental de la técnica insuperable
Solo la voluntad -sin cambiar en sí- todo lo cambia

Y entendida la trampa de mi estar; mi deseo:
Pretender no desear sino negando
La realidad de mi voluntad sino un fuego
Proyectado en el humo de una consciencia, ardiendo 

Ver en los niños: a los niños o pequeñas máquinas
Sufrientes de un deseo que los ha superado
En sus mejores momentos: saltos de una felicidad momentánea
Más allá: la insatisfacción recurrente -el recuerdo- de cuando
La caída doliente les funda la memoria en un \'no olvidar\';
Es la frustración del des-encanto ante lo no ilusorio

Sentir lo aparente, de la ilusión perfecta: lo real
Únicamente es el deseo
Interminable: la realidad, usurpando
Al cuerpo deseante-de-lo-deseado al cuerpo deseado-de-lo-deseante
Luego de sufrir el placer, gozar lo sufrido, no
Queda otra que entregarse

Al cualquier sentido dado, dejarlo incluso ser
Por mantenerse en esto, aunque los ojos se llenen
De horror o belleza que bien pudieran ser los ojos
De lo mismo, lograr alguna sabiduría: alejarse
Del deseo deseante que uno es:

Esto solo se supo lograr ya de tanto
Haber deseado y conquistado y rechazado luego
Necesariamente en tal orden, sufrido al fin, gozado
Y creído de alguna haber encontrado alguna iluminación; ya otro velo