Este rincón caducara algún día
terminará siendo un jardín vacío
donde a lo lejos aún murmure el río
y la hojarasca cubra la poesía.
Dejarán de volver las golondrinas,
y de no andar, se borrara el camino
el olvido caerá pesado y lento
cual portada de un libro envejecido.
Habrá pasado la fiebre de los versos,
se dormirá el clamor de la sangre encendida
desprenderá las hojas de la vida
el calendario inclemente del tiempo.
Dónde está la belleza de esos días
que fue de ti y de mí, de las cálidas horas
de los amores que plantaron besos
y de las dudas que nos dejan a solas.
Se romperá el espejo de los sueños
puerta del laberinto de las almas
la plenitud será solo desechos
el cruel invierno se abrazara a la espalda.
Y alguna vez, cuando avive el recuerdo,
contemplaras la caja de cristal, antes vacía;
donde hoy dormitan los sencillos versos
que conservan su esencia todavía.