Eran tus ojos
dulce veneno
refugio del gélido viento;
mi sol,
ocaso del cielo
estrella
de mi firmamento.
Siempre la encontré
en mis pensamientos
compás
lento, eran tus versos,
música etérea
me perdí en ellos
destellantes mares profundos
resplandecía.
Poesía
y susurrabas
a mi oído secretos
eternos
con sólo mirar
aquellos bellos ojos negros.