Propicia el mar una visión aguda
y una más amplia concepción del tiempo,
extensos horizontes,
noches lunares y quemantes soles,
silencios, soledades y proyectos.
Amo sus algas y peces infinitos
sus grandes olas y parajes muertos.
Concibo el amor como un océano
sin costas y sin puertos,
donde puedo navegar tranquilo
en un viaje misterioso y sin regreso.
Es el sueño perenne de mis días,
que no sabe explicar el pensamiento.
Te invito entonces a viajar conmigo
por esa inmensidad que nos transporta
hacia otros mundos de poder intenso,
hasta que llegue la muerte a convertirnos
en materia más simple y más concreta.