Tú tienes la culpa que mis poemas no tengan el aire de tus canciones,
El sabor a fruta fresca de tus labios, ni la suavidad de tu mirar por las tardes,
Haces que mis versos suenen como reporte del clima en un día soleado,
Que no llamen la atención, que sean como la luz naranja de un semáforo.
Tú haces que mis poemas sean un panfleto, una luz oscura a media noche,
No le das el lugar en tus claridades, enciendes tu canción para que no brillen los míos
Tus oídos no escuchan mis notas, no les pones música a mis letras, ni apareces en ellas.
Tú siempre tú, ahogando mis letras en el mar de la indiferencia y yo…permitiéndolo.
Los amigos que un día llegaron contigo, también se han ido, nadie volvió,
Nadie extraño mi ausencia, ni pregunto de mi partida y mucho menos me visitó,
Te llevaste todo lo que un día trajiste, fuiste una noche triste junto a un árbol sin raíces
Una tempestad en mi desierto que trajo una efímera felicidad, risas a mis tristezas.
Llegaste a las playas de mis soledades y pensé que quemarías tus naves
Fueron noches de bohemias que se convirtieron en bacanal, muchedumbre de amigos,
Por la abundancia de la noche a veces no había ni tiempo para una caricia secreta,
Yo sacaba y creaba mis mejores versos para leerlos al llegar la hora que los pidieras.
La noche no puede tener tantas estrellas, si solo hay un cielo, una luna y un mundo,
Nunca pude encajar en tu mundo, no pudimos crear un mundo nuestro,
Donde hubiera cabida para ti, tus amigos, tus bohemias y mis versos,
Solo existía el tuyo y giraba demasiado rápido y bañada en vino, humos y amigos.
Ser de todos y no ser de nadie, cuando le pertenecemos a la noche y seguir indiferente,
Pasar de largo por mis versos y no disfrutar sus letras, el acomodo de sus sensaciones
Buscar en sus metáforas aquello que mi corazón guarda y quiere que lo encuentres,
Ver llover desde el tejado es no saber el poder de un día lluvioso, que moja los recuerdos
La lluvia aviva el sentimiento y nos envuelve en una nostalgia desesperada.,
A ti te gusta fumar mientras llueve, a mí me gustaba ver los humos jugando en tu cara,
Pensando siempre en la forma de humo de mis poemas en tus sentimientos
Tú no tienes la culpa de mis insípidas letras, pero gran responsabilidad en su muerte.
LENNOX
EL QUETZAL EN VUELO