Sabe el néctar de su boca
a zumo de jardín y fantasía...
a lluvia sin caricia,
herida rota...
en el templo desnudado
de sus días,
y sus noches son apenas...
de sándalo pálido y perpétuo,
levemente rubicado
en su agonía...
por la gala declinada
de su pecho.
Melena oscura...
marfílea rosa,
en la alberca
descuidada
de su beso.