Me hiciste luz, cuando fui penumbra y encendiste hogueras donde me nacían glaciares
y te fuiste un día, sin decir adiós, sin voltear atrás y sin algún motivo.
Y no supe que hacer con un corazón florido, brillante y cálido... pero en el olvido.
Y ese viento mensajero que te entrega mis suspiros, me trae de regreso tu voz.
Esa voz que jamás pronunció mi nombre, pero que adornó mis silencios con sinfonías de oscuridad.