El hilo del tiempo
se ha congelado
enmarcando
las huellas que deja tu partida.
Porque el tiempo
es un niño jugando
a esconderse
dentro de un salón;
fuera la pelota queda en el aire
a punto de fallar
o apunto de encestar;
fuera yace la muerte
observando a un punk
disolviéndose en solventes;
fuera cuelga un hilo
de una botella de Oso Negro
sin tocar los labios partidos
sin vaciarse nunca.
Adentro
el niño en una esquina
llora
al ver dos cuerpos siendo uno
destinados a separarse.