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EL BAR DE LA MALA SUERTE

Llovía dentro de las calles urgidas de gozo, llorando aromas de cielo entristecido

se sentía la fragancia añeja del que se pierde y no vuelve

y las puertas abiertas de las casas de la mala suerte invitaban

con alegría

a olvidar por ratos la vida entera

que pesa como vidrio, que rompe como vidrio

y que de frágil es igual que aquél.

 

Entró de lleno a secarse las derrotas, hundiéndose de ámbar, ardiendo canciones nocturnas

las musas araban la ropa con sed de medianoche

carne caliente de gruesa armadura, era lo que gritaban los nauseabundos suspiros de aquella madrugada de sayonas y besos de piernas dormidas

La palabra prestada abrazó la imprudencia

y cayó derrotada con espumoso alboroto

sonó la sentencia de muerte

salió seis disparos después

 

Corrió mojado con Dios y su suerte

por las calles ahogadas de aguardiente sin Dios

como si la sangre fuera propia

sangre de azufre piel morena

se sentó a moler la culpa a martillazos

a saborear la sangre morena

de ferrosa espesura y alquímia de domingo

 

Hasta que la lluvia volvió

 

La culpa seguía su curso

las calles seguián mojadas

y la escena cobró memoria:

 

él llegando al bar, mojado,tosiendo

luego, el malentendido, los disparos, la huída

la lluvia

recordaba la lluvia 

el agua entre los rostros

la confusión

los gritos de la gente y el miedo entre las mesas

 

la mala suerte otra vez