Con dos palabras
te digo en estas letras:
¡querido amor!
Serás mi vida,
mi ser y mi utopía,
y todo en ti.
Vendrás conmigo
allá donde yo vaya,
siempre que quieras.
Quizás un día
precises mi sonrisa
y será tuya.
Porque tendremos
al mundo de los sueños
a nuestro lado.
Y sin dudarlo
por él caminaremos
por mucho tiempo.
Seremos libres
sin celdas ni grilletes
que nos lo impidan.
Y volaremos
con alas plañideras
sobre las olas.
Playas doradas
serán las concubinas
de estos poemas.
Rafael Sánchez Ortega ©
01/05/19