Caminabas sin propósitos
ante mis ojos soñadores.
Reflejabas cruel belleza
ante mis labios inconformes
que exigían total valentía
a la quietud de una propuesta.
¡Quiero conocer tus besos!
¡Quisiera dormir en tus labios!
Faltó la ira de un grito desesperado,
faltaron decibeles a los consejos
que mis esperanzas mostraban
para enaltecer mi ímpetu
y dibujar la respuesta de mis nervios
cuando tu llegada se avecinaba.
Me faltó confiar en mis palabras,
y tomando otro camino me alejé de lo posible
para terminar abrazando una nostalgia.
¡Quiero conocer tus besos!
¡Quisiera dormir en tus labios!
¡Qué tarde llegó mi desesperación,
la necesidad de confesarme!
Caminabas sin propósitos
ante mis ojos soñadores,
y todavía por ti sueñan
pero ya les advertí que jamás
lograrán que percibas en ellos,
aquellas lágrimas internas
que hoy brotan de la culpa.