Habito en la cala azul
de la noche sin caricia...
donde las quietas flores
se agostan de abandono,
donde las curvas
pliegan
sus alas sin medida...
en la cara alegre
y desasida de la luna.
Yo sé de ósculos...
desiertos de abandono,
de flores resignadas...
al son de su secreto,
de lagos refundidos
en la cima descuidada
del olvido...
donde los cisnes
cabalgan
vacuos y deprimidos,
en la cinta
desautorizada...
del hielo en su cristal.