Del puño en alto advertimos el error,
el imperioso vicio de la templanza,
soberbio es el fin último y añoranza
que el sometido torna su mayor terror.
No hay látido que escape al anhelo
voluntad de poder, someter las penas,
las piezas del ahora son tan ajenas
al pasivo ente que escapa del duelo,
vano es también el ahínco apresurado,
ignorar el trayecto, cerrar la puerta,
fijar la meta al prospero pasado,
asumido ten que siempre es incierta
la memoria viva de cada historia
mas no el influjo tras cada victoria.