En sus manos forja su destino
arrebatado del propio cielo
la victoria es su mayor consuelo
con cada paso entre su camino
y embriagada su alma como el vino.
Con brillo profundo en la mirada
marchando va el valiente guerrero
sin dejar de lado todo su fuero
que surge al blandir alta la espada
sin perder en el campo de batalla.
Su mirada se cruza al enemigo
busca la protección de la luna
pues sabe que la guerra es segura
y guía sus pasos el camino
conquistar la gloria, su destino.
Por los montes secos y escarpados
allá donde la sangre ya brota
donde sabe a gloria o a derrota
los guerreros entre sí lucharon
y los dioses peleando a su lado.