Tu canto nace...
en sus confines firme,
adusto, sereno... preciso y claro,
es la voz desnuda que sueña libre...
apenas vuela en su transitar callado,
dolido a veces...
de su tragedia muda,
entre milongas, zambas...
en su lectura grácil,
poeta blanco...
por su existencia adusta,
labrada en la espada...
de su guitarra y labio.
Dolor del pueblo...
que con la mañana sueña,
en aguas desprendidas...
de su cadena rota,
cascada, torrente...
de corazón valiente,
se aturde erguido...
de su esperanza
brota.