Con paroxismo alimenté los sueños
en la amplitud de fervientes caricias
fuiste tú el fuego rey de mis codicias,
yo el fiel atril en todos los empeños.
Intenso amor, si, de rosa y miel
que endulzó tiernamente las pasiones.
Y hoy me das un olvido, sin razones,
hasta dejarme sin saber qué hacer.
murió el capullo de un jardín fecundo.
Cruel desamor mataste el profundo
sentir morboso de mis emociones.
Candil, con ansias te emboscó la bruma
que ensombreció el sentir en toda mi alma
hasta dejar sin luz dos corazones.
Amelia Suárez Oquendo