Santiago Miranda

El hombre es un ojo, la mujer, una oreja

 

O una boca designando el fuego
En sus desdentadas lenguas
El hombre o la luz; una mirada
Penetrante de conocimiento
Que arrebata a la cosa a sí
Cómo instrumento de uso
La mujer, una palabra y un sin fin
De símbolos enraizados en lo volátil
Agua de sangre, agua de tierra
Agua de aire, sangre de agua
El hombre: mano de visión táctil
Prensil campo abarcado; sobrevive
Lo que permanece afuera
De su no significado
El hombre es un sol; la mujer, un océano
Renovadora constante, madre
Del significa por siempre inasible
A las manos del hombre que ve
Ojo por siempre, no todo será dado
Y al fin habrá sucumbido a la visión
Del mar primordial, de la ola, lo acordado.