¡Te amo!
Como el caminante ama una puesta de sol,
como el sol seduce al viajero
cuando este se queda impávido ante su resplandor.
Con la serenidad absoluta de una noche llena
de luciérnagas cándidas,
sin el titubeo vergonzoso de quien engaña
en busca de promesas etéreas, volátiles,
sin piso, sin fe, sin razón de ser.
¡Te amo!
Porque tus manos son sosiego a mi melancolía,
porque tu risa es luz a mis grises días,
porque tu llanto me alienta a darte confianza,
porque tu caos es mi victoria,
victoria de verte humana muy humana,
sencilla, sensata,
y con el reflejo en tus ojos de la esperanza.
¡Te amo!
Como amo mis brazos cuando te pueden envolver,
como amo mi habla cuando te puede consolar,
como amo el silencio donde te puedo escuchar.
Como amo a mi madre quien fue el peldaño
junto con Dios para darte vida.
No puede ser más grande la fuerza del creador,
al darme el placer der ver mi mirada en tu pupila.
Lore Cruz
Madrigal de Luna
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Colombia