Hermosa , radiante , bella
desfilaba por la calle,
como si cada detalle
estudiado fue por ella;
parecía ser la estrella
en la premiér de la vida,
provocaba la estampida
de miradas lujuriosas,
que en caderas cadenciosas
le daban la bienvenida.
Su templo era su belleza,
todo el mundo era su altar,
la tenían que adorar
esa era su certeza.
Poseía la firmeza
de lozana juventud,
y con grácil actitud
despertaba las pasiones,
que olvidando las razones
obviában la rectitud.
Era pues el sol naciente
que en su inmensa majestad,
prodiga solemnidad
a un deseo ya creciente.
mostrando ser indolente
ante nobles sentimientos,
carecían sus momentos
de alma y de corazón,
y fue en esta situación
que empezaron sus tormentos.
la idónea seguridad
que adornaba su existencia,
en mermada resistencia
sucumbió a la realidad.
la vacía vanidad
que regía su destino,
no parecía el camino
que sabiamente escogiera,
del mundo idea pareciera
y no un designio divino.
Libidinosas miradas
que alimentaban su ego,
y que encendían el fuego
de sus razones pasadas;
agredían despiadadas
un rubor recién nacido,
que solo buscaba un nido
para su amor aun no nato,
que su proceder ingrato
le negó haber existido.
Aquellos que la adoraron
frívola ,cruel e indolente,
por necio cambio vigente
unánime condenaron.
Hoy todos se preocuparon
por la falsa castidad,
cuando la única verdad
es que fueron descubiertos,
en sus instintos inciertos
y en su irracionalidad.
La humanidad insolente
en su auto destrucción,
siempre busca la razón
de culpar al inocente.
La premura de la gente
por castigar la cordura,
a este mundo solo augura
una justicia a la inversa,
premia persona perversa
y castiga a la más pura.
LA VENUS ARREPENTIDA - CC by-nc 4.0 - ESPECTRO