Usted me dice que le dedique versos y yo solo sé escribir líneas. Líneas, sí, de estas que caerán sobre esta página como caen las hojas cargadas por el viento. Es decir, por ese mismo ritmo misterioso de la naturaleza.
Usted me dice que le de besos y yo solo sé arder, como cuando pienso en quitarle cada prenda de su cuerpo y llenarlo de placer.
Usted me dice que pronuncie su nombre, pero yo aún ni sé cómo escribirlo.
Usted me susurra al oído que lo dibuje, pero un atardecer como usted solo sucede una vez
en la vida que cae, así, por sorpresa.
Le escribo estas líneas no como poeta sino como si mis versos bailaran en todo su cuerpo
¡Ay, qué fiesta!
Usted quiere que le dé el Universo y la naturaleza ha dibujado un postre exquisito entre sus piernas, dónde sé que muchas musas quieren estar y conocerlo.
Mi caramelito, usted quiere que le regale el cielo y yo...
¡yo solo puedo llevarlo a pasear por mi tierra!