Rodrigo A. Alvarenga

No es novela

Me rindo.

 

Quise pagar la cuenta de aquel sinvergüenza,

pero al parecer,

no era plata lo que te hacía falta,

sino dos platos;

donde servías el amor,

donde servías la confianza.  

Por eso,

no puedo llamarte ingrata,

era más grande el recuerdo de las promesas falsas.

 

Pero, ¿sabés?

 

Estaba dispuesto al cambio,

tus ojitos me tenían enamorado,

y tu sonrisa,

un poco más que encantado.

La ruta estaba cambiando,

mi destino era estar a tu lado.

Sobrio,

lo había planeado.

Sin embargo,

los planes no siempre se llevan a cabo.

 

Te diría que me des un beso

y me digás que no sentís lo que yo siento,

te exigiría otro

para probarte que sos mi mundo entero,

te pediría un tercero

para que sintieras el calor de mis labios en tu cuello…

 

Pero esto no es novela;

a veces se ama,

y solo en uno se enciende la llama.

Digo,

se nota en tus miradas,

te tengo harta,

pero,

déjame decirte que te doy las gracias,

por tus besos,

y esos chambres de madrugada.

 

En mi pecho,

aun arde -y seguirá ardiendo- el fuego,

y quizá algún día siga luchando,

…pero hoy,

me siento cansado.