NUEVOS PERFUMES Y ESENCIAS
Como un dardo envenenado,
surca el aire la codicia.
Atravesando las mentes,
y el aire que se respira.
Empapa los corazones,
con la inquina y la mentira.
Y va llenando de envidia,
al humano que envenena.
Reculando se marchó,
entre efluvios de vergüenza.
Caído el rostro sobre el pecho,
aguantando su soberbia.
Cetrina la tez comienza,
a tornarse cenicienta.
El gesto adusto se perla,
del sudor que le flagela.
Camina sobre las brasas,
de una hipotética hoguera.
Ardiendo sobre el destino,
hace la marcha más lenta.
Los restos de las cenizas,
ascuas conservan de pena.
Y los rescoldos anuncian,
como la meta se aleja.
Titilando entre las sombras,
las delicadas guedejas,
como colgajos danzando,
ente las nubes de fiesta.
Calidoscópicos rostros,
de variopintas miradas,
que perdonan o condenan,
gestos que dictan sentencias.
El verso llegó despacio,
dando razón a la esencia.
Con la daga cristalina,
de la afilada paciencia.
Aproximando la rima,
a las sutiles certezas.
Con las dudas deambulando,
entre vidas y quimeras.
El venablo surca el aire,
con precisión y eficiencia.
Para atravesar los muros,
de la inocente inconsciencia.
Precisa su trayectoria,
como una línea perfecta,
que la conciencia atraviesa.
Hiere el ego en su carrera.
Mortal la euforia que rompe,
la estructura que la presta.
Desoyendo aquellas voces,
que en su corazón se cuelan,
como intrusos en la noche.
Desaforadas las ganas,
que inundando las cabezas,
anulan la inteligencia.
Olores de nuevos pétalos,
que nuevos crecen sin tregua.
Perfumando las orillas,
donde las olas se acuestan.
El aroma de otros mundos,
sin herméticas barreras.
Donde se quedan colgadas,
las ansias de nuevas metas.
A.L.
http://alupego.blogspot.es
29/05/2019