El otro yo

Confesiones de diván

Y es que no eras vos, siempre fui yo.... Yo la que se escondía para amarte mientras el miedo pisoteaba la luz de los besos nos permitía, el miedo era el que apretaba los dientes y hablaba de libertad, de vos y yo sin nosotros, el miedo que idealizada y te hacía inalcanzable y no puñal en mis heridas.

 

Y es que era yo y no vos la que construía muros infranqueables, creando historias en papel y lapiz sin fotografías. Yo la que congelaba el fuego por el placer de controlar el corazón acelerándose al tenerte cerca, yo la que decía con la boca pero no lo que sentía. 

 

Eras vos y era yo, así sin conjugar, así sin compartirnos, mirándonos de lejos el futuro y el destiempo. Era yo la que se sometía a las reglas del miedo por conveniencia emocional y eras vos el que aceptaba el juego sin querer nunca cruzar el charco, romper el miedo, sembrar el fuego y ser verbo incondicional de dos, de vos y de mi. 

 

Siempre yo... Nunca más vos.