Lo veo altivo en un coche. Debidamente acompañado. Con la cruz de hierro condecorado. El cabo primero, el supremo fantoche. Aparece como presagio de un entierro. Sentado junto al teatral Duce. Y otra sempiterna vez luce. La germánica y lúgubre cruz de hierro. El falso héroe pangermanico Fracasado como artista en Viena. Fue a la guerra voluntario. Allí se vio como liberador fantástico. De la humillante condena. Y el tratado de Versailles puso fin al falso. libertario