He visto al mar
crecerse en su torso
he rozado la escarcha
de la dicha quieta
he tendido al vacío
de sus brazos abiertos
he cruzado la puerta
sin llave secreta
he visto al viento
ungir tempestades
De mar ,de dicha y de viento
tengo las manos prietas.
Nada puede ya labrar su alma.
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