Amándonos entre recuerdos y olvidos...
Cuando ya no te ame, ahora ¡te amo, mío!
...Y nada de tú vida me importe
...me iré por la calle del olvido,
esa calle que tú cruzaste antes que yo
y en tu olvido, nada recuerdas de mí
mientras yo de ti recuerdo todo.
...Cada segundo que viví junto a ti no lo olvido
cada momento que nos vimos y hablamos tatuado
esta tatuado en mi vida, con marcas de amor,
cada canción que me regalaste y cada poema
que me diste lo hayas dedicado a mí o no,
eso no importa, era tu voz susurrándome cada letra,
cada verso, cada poesía, marcó mi vida, y tu poesía
me pertenece sin tu quererlo, la llevo y la vivo en la piel.
...tú libro es como la Biblia, siempre esta junto a mí
para soñarte y tenerte perdido en mi regazo
amamantando con mis pechos tu sequía y hambre
dejándote beber la dulce miel de tu ambrosía,
disfruto ver saciándote tu hambre
y sentirte en la piel de mi respiro llamándote,
eres el hombre con el que amanezco en mis desvaríos
las tantas noches que en mis sueños te he tenido para mí
enredado en la pasión de mi erotismo,
plasmando tus besos en mi cuerpo y bebiendo de mí,
siempre mío y siempre tuya en noches enteras de placer.
Si morir debo mañana, diré que valió la pena vivir
amándote, sintiendo en cada espacio de mi cuerpo
soñándote en mis madrugadas frías enredado
cómo el amante poeta que mí vida arropa
con su poesía. En el erotismo infiel de tu mirada
y con los besos adulterados de tu alma infiel.
Y tu mirada desnudándome las tantas noches
que a solas te pensé mío, mío de mí, solo mío,
agotando las letras del abecedario con atrevimiento
las que dejaste en cada centímetro de mi cuerpo
atada a tus ganas de poseernos, cada vez que nos pensamos,
tan mío y tan tuya es poema que podemos terminar de escribir.
en una vida que no hemos terminado de vivir, ahora somos sueños
que los dos hemos tenido con todo el placer y pasión,
de dos que se aman a escondidas solo con pensarse y desearse,
amándonos, entre recuerdos y olvidos. Olvido que nunca llega.
Eres un olvido inolvidable, tus besos son inolvidables, ¡Amor!
Alicia Pérez Hernández... México
No es la pluma la que escribe, es el alma
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