Pablo De Jesús

Onanistas del verso

 

 

Me dicen no escribas poesías de amor

Aseguran que vivir del verso es agonía permanente

morir de desengaño

O en el mejor de los casos dejar la piel en el empeño

Nosotros los poetas del amor le conocemos al negocio

tenemos fórmulas hábitos lugares comunes

que gustan a las ninfas

 

                      Olvida el mambo

                      canta boleros -dicen los poetas. Ellos son dueños

de las palabras bonitas las cartas de amor llenas de besos

los pañuelos perfumados y las flores en el pelo

 

Digan ustedes poetas sin desnudos 

si alguna vez han libado el néctar de un pezón

o han visto la noche desde el suelo

mientras la luna cabalga sus orgasmos

Ustedes poetas ajenos al priapismo

¿conocen acaso del beso entre dos bocas sedientas de cariño?

¿han contado estrellas en el último suspiro?

 

                     Olvida el mambo

                     canta boleros – insisten los poetas. Déjanos

a nosotros juntar las palabras de alelí

Perfumar de rosas las mañanas

Llenar de velos y azahares los cabellos de la amada

aletear esas maripositas que bailan en la mente

vestir la ternura de tules y organdí

Nosotros inventamos la palabra AMOR

 

Escuchen poetas

ustedes son simples onanistas del verbo

que no saben diferenciar un clítoris de un glande

 

(Se horrorizan los bardos, desmayos en sus filas)

 

Tal vez este no sea un poema de amor

ni un canto al placer espurio de la carne

una melodía que empieza en los ojos y termina en una cama

un baile de lujuria al borde de una taza de café

la furia de una caricia sin ropaje

o esa lengua suave hurgando en la epidermis

Tal vez un amor sucio bajo sábanas limpias de pecado

dolor que se te escurre entre los dedos

el olor de sexo ajeno en tu memoria

y el del beso prestado en una calle oscura

esos garfios de la vida que nos anclan para siempre

en el vientre de la persona amada

 

El amor es eso que nos mata y después nos resucita

un abrazo cuando más lo necesitas

el nombre de Dios en el oído preciso

 

Se van los poetas ofendidos a buscar nenúfares azules

 

© Pablo de Jesús