Me dicen no escribas poesías de amor
Aseguran que vivir del verso es agonía permanente
morir de desengaño
O en el mejor de los casos dejar la piel en el empeño
Nosotros los poetas del amor le conocemos al negocio
tenemos fórmulas hábitos lugares comunes
que gustan a las ninfas
Olvida el mambo
canta boleros -dicen los poetas. Ellos son dueños
de las palabras bonitas las cartas de amor llenas de besos
los pañuelos perfumados y las flores en el pelo
Digan ustedes poetas sin desnudos
si alguna vez han libado el néctar de un pezón
o han visto la noche desde el suelo
mientras la luna cabalga sus orgasmos
Ustedes poetas ajenos al priapismo
¿conocen acaso del beso entre dos bocas sedientas de cariño?
¿han contado estrellas en el último suspiro?
Olvida el mambo
canta boleros – insisten los poetas. Déjanos
a nosotros juntar las palabras de alelí
Perfumar de rosas las mañanas
Llenar de velos y azahares los cabellos de la amada
aletear esas maripositas que bailan en la mente
vestir la ternura de tules y organdí
Nosotros inventamos la palabra AMOR
Escuchen poetas
ustedes son simples onanistas del verbo
que no saben diferenciar un clítoris de un glande
(Se horrorizan los bardos, desmayos en sus filas)
Tal vez este no sea un poema de amor
ni un canto al placer espurio de la carne
una melodía que empieza en los ojos y termina en una cama
un baile de lujuria al borde de una taza de café
la furia de una caricia sin ropaje
o esa lengua suave hurgando en la epidermis
Tal vez un amor sucio bajo sábanas limpias de pecado
dolor que se te escurre entre los dedos
el olor de sexo ajeno en tu memoria
y el del beso prestado en una calle oscura
esos garfios de la vida que nos anclan para siempre
en el vientre de la persona amada
un abrazo cuando más lo necesitas
el nombre de Dios en el oído preciso
© Pablo de Jesús