Yo siento pena ajena, que como propia vuela
es el ave cansada de atravesar tristezas
esas ansias inmensas de escapar;
mas sigue siendo presa, aislamiento total.
La pena encarnizada, que es una muerte vieja
con las cuencas vacías que ya nada reflejan
esa pena profunda, a la cual te condenas
en la celda mortal sin barrotes ni rejas.