Se viven los sueños febriles
que ofrecen los dardos de amor,
brillando con claro fulgor
envueltos por los quince abriles.
Anhelos de albor juveniles
nos cubren de tibio candor,
y llena la faz de rubor
nos damos los besos sutiles.
¡La ingenua y vivaz picardía
nos hace vibrar corazón,
y suena la gran melodía
de dulce y grandiosa ilusión
que trae celeste armonía!
Autor: Aníbal Rodríguez.