Esos cantes que suenan
en el silencío de los campos
almas sencillas de emigrantes
que vienen buscando trabajo,
esos que ahora tienen
una pequeña sonrisa en los labios
y con el sudor de su frente
el aroma de la ilusión van sembrando,
libres de complejos
que se quitan con el barro
aunque todabía quedan
un montón de prejuícios guardados
de aquellos que no los queman,
pero el alma se serena
y brota la raíz de la tierra
en la dulzura de sus manos
¡ todos somos hermanos !
mientras la luz de los cielos lo quiera,
sábanas de tela blanca
que el corazón se lleva
pueblos dormidos en el hambre
soñando con otra bendita tierra,
¡ como suenan los cantos !
de aquellos que sus dolores siegan
mirando siempre adelante
yo veo cada día
el duro vivir de los emigrantes...
Si recordamos en el tiempo
muchos han pasado por esos trances
de ir al extranjero
para amasar el pan con su sangre
así que vivamos tranquilos
y escuchemos esos cantes
que vienen navegando
por el callejón del aire...
Un silencio y un suspiro
de la garganta se escapa...