Cuando ya no doblo sino triplico la edad de un atleta. Me doy cuenta de que ya no soy un buen mozo. Soy menos visible y más fresco dentro de un pozo. Al menos ahí dentro no echaré de menos ni al euro ni a la peseta. A lo largo de mi vida estuve frecuentemente rodeado de mucha gente. Que habían pagado para oírme contar la historia pasada de los antepasados. Me doy cuenta de lo tolerantes que fueron conmigo y mis desaguisados. Yo confieso no he pecado soy del todo inocente. Ahora ando con la vida de Alejandro. Naturalmente hablo del famoso conquistador. Que llegó hasta la India. Igual pudo ser Casandra que Casandro. Todo lo aceptaba con tal que fuera por amor. Murió con treinta y dos años y hay quien lo envidia