Son las luces de antaño
las que me mantienen el corazón embrujado
las del encuentro con todo lo anhelado
las que sostienen mis recuerdos dorados
Son las luces de colores de mi infancia
recuerdos de mis padres y hermanos
luces que se han mantenido en mi vida
a pesar de las tristezas vividas.
Luces que me abrigan y protegen el alma
en noches frías, oscuras y desoladas
en días de brisa fresca y radiante sol
pero opacos y gélidos en mi interior.
Esas luces tiernas que me cantan
las canciones con las que mi Ma me despertaba
las que me dan los sonidos de mi mar en la almohada
y el trinar de los pájaros en la madrugada.
Luces de la visita de los delfines a la barca
cuando navegaba con mi Pa
en esas tardes soleadas y gratas
donde mi risa para él era sonido de arpa.
Y con el oleaje fuerte se abría la esperanza
que se mecía en mi corazón y alma
mostrándome un mundo de alegranza
y un futuro abierto como una pampa.
Luces de ternura, amor y alabanza
a la unión familiar lograda
en rondas que en la noche se jugaban
amalgamando el cariño en delicada labranza.
Luces que mi sonrisa guardan
en el reflejo de mi alegría de infancia
por el amor con el que fui rodeada
y que me permiten visualizar mi mundo con gracia.