Que inocente era
al creer que nunca
tendría ningún vicio.
Tan lejos me creía
que nunca
algo me atraparía.
Ahora soy un viejo
con la cara demacrada,
ojeras tan grandes
y una triste mirada.
Un vagabundo
que nunca supo
cuando perdió
su rumbo.
¿Qué pudiere hacer?
¿Cómo dejar de caer?
Como desearía
llegar a ese día
en el cual libre sea.
No importa a donde vaya,
no importa cuánto huya,
no puedo de mi huir,
no puedo dejar esto ir.
Mi adicción habita en mi corazón,
de mi mente desearía que salieras,
volver a esos días,
en los que falta no me hacías.
Desearía que cayeses en el olvido,
recuperar mi semblante,
me convertiste en un adicto.
Soy adicto a tu mirar,
soy adicto a tus labios,
soy adicto a tu hablar,
soy adicto a tu alma,
soy adicto a tu cuerpo.
He sentido la abstinencia,
he dejado de dormir,
he dejado de existir,
ya mi mente no quiere soñar.
Tu eres mi vicio,
tu alma,
tu mente,
tu cuerpo,
de ellos esclavo soy.
Tus palabras son
el humo que fumo,
tus promesas
la esperanza
que me inyecto,
tus ojos son
el lugar donde
deseo volver,
tu sonrisa donde
moriría una y otra vez.
Espero un día desintoxicar me,
de pronto llegar a olvidarte
o que llegues inesperadamente
mi alma libertes
o me enseñes a andar
con esta esclavitud.