Magdalena.
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Magdalena, tu nombre no era nada,
y quisiste volver a ser paloma,
a los pies del Señor llegó el aroma
de una vida falaz y equivocada.
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Tu persona a menudo despreciada
por usar el placer como un idioma,
fue creando en tu cuerpo tal angioma
que rompía inclusive la mirada
.
En Jesús encontraste compañía,
el amor, la ternura y el respeto,
tanto fue … que volviste a ser María
.
y dejaste de ser mujer objeto.
Mas aquel viejo oficio todavía
sigue dando placeres en secreto.