¡Que noche tan indebida!
¿A dónde se han ido todos?
¿A dónde se ha marchado todo?
Cayó enero a las siete, febrero a las ocho,
ya para las 3 de la mañana estábamos septiembre y yo,
como una estatua de piedra transparente estabas tu,
indebidamente amada.
Se prohibieron las horas,
las orquestas de insectos callaron su tronar oscuro,
toda luz perdió su lengua,
nada ni nadie quiere atestiguar esta noche tan indebida.
LRL
4-6-2019