Amo muchas cosas en el mundo,
empezando por la vida.
Amo el mar, sus costas bravías,
sus apacibles playas,
sus fiordos,
sus barcos y sus puertos.
Amo los ríos y las selvas,
las cumbres, los desiertos.
Te amo a ti como a la vida,
al mar, sus litorales,
sus costas y lejanos puertos.
Amo todo lo que existe:
los peces, los crustáceos,
los moluscos, los insectos.
Un amor omniabarcante y cierto
aviva mi canto y mi alegría,
y un eventual recuerdo.
Amor que se deshace en lágrimas
tras la ilusoria realidad del tiempo.
Amor indeclinable y puro
en medio de la brega cotidiana,
que no deja resquicios ni rencores
y se prolonga hasta después de muerto.