Pintaré la travesía del olvido,
¡advertido!,
si navega en mi alma desventura,
que no dura;
no es abrigo de mi vida, cual maleza,
la tristeza.
Con un verbo matizado de franqueza,
aromas rosa y rojo en los rosales,
el infierno inventa un cielo, sin sus males:
¡Advertido, que no dura la tristeza!
La razón inspira un canto tan acerbo,
con un verbo
que no despoja del sueño postergado,
matizado
del querer que idealiza fortaleza
de franqueza.