A MI HIJA LAURA
Miro en tus rizos dorados
mi ocaso inmenso a diario,
Es tu sonrisa la fuente
donde quiero beber
la sed de mi cansancio
Y tus manitas pequeñitas
el anclar de mi velero naufragado
Ay mi niña cuando te miro
tiembla por dentro mi cuerpo
De un amor tan inmenso
que solo me cabe en el alma
Y son tus ojos luceros
que con destellos tiernos me miran
Y así derrites mi ira
y calmas mis malos ratos,
ahogas mis soledades
y me alimentan tus brazos,
Chiquita de mí querer,
mujercita de mi alma
Pondré pasos en tu vida
que nada te salga falso
Para que cuando camines
lo hagas siempre a mi lado,
Y seas mi inspiración
en cada uno de mis veranos
paisaje que dejaré
con tu figura pintado,
y el fulgor de mis poemas
donde quieras que caminamos.
DOMOTA